Esquejes y rizomas literarios

Soy ecologista pata negra, clasifico la basura; y no puedo ver gotear una canilla, hábito que sirve de muy poco cada vez que AYSA me descerraja la factura de consumo. Dentro de las formas de expolio institucional que son las tarifas de servicios públicos, AYSA se lleva el palmarés –los departamentos de la Reina del Plata no tienen medidor de agua–; AYSA fija el consumo por metros cuadrados de la propiedad, no por metros cúbicos consumidos. Esta delirante y artera ecuación de convertir medidas de superficie en volumen, hace que, como propietarios de un departamento de 140 metros cuadrados, dos personas pagamos más que uno de la mitad de superficie. Tal es el caso de los vecinos del 5°, 28, un matrimonio con dos hijos adolescentes, con una canilla rota en la lavandería la cual, hace meses, larga un delgado hilo de agua las 24 horas. Me fui por las ramas, o en rizomas.

Hace cuatro años Walter, el amigo del 3°, 12, me prestó un libro adictivo y, conocedor del hábito de no devolverlos, me lo reclamó antes de la semana. Es Ukiyo-E, la deliciosa edición de Phaidon Press. Lo busqué por la ciudad y no lo encontré; resignado, antes de restituirlo, hice fotocopia y anillado de algunos capítulos que me interesaron. Meses después, desde la ventanilla del ónmibus vi el libro en la vidriera de una  librería de la calle Las Heras. Bajé y fui directo al mostrador, era el único ejemplar y lo acababan de recibir de un importador. Decidí destinar el envés de las hojas fotocopiadas como bitácora para registrar proyectos de futuras notas.

Revisando anotaciones, ayer rescaté una del 15 de septiembre del 2017: "¿Literatura como esquejes?", taché la referencia y la volví a registrar hoy, domingo 26 de noviembre 2018. La sugerencia se reprodujo como un rizoma. La teoría literaria no es mi fuerte, además es coto de caza privado de los narradores lords of war que emanan de la academia; a la hora de escribir ficción no me enrolo en un fan club de Deleuze y Guattari –hablo de botánica.

Los dos balcones y la terraza de nuestro departamento están llenos de macetas descuidadas. Derrotado por las cochinillas y las palomas resolví dejar lo que sobreviviera a ellas ―mejor: no formara parte de su dieta―. Los supérstites son en su mayoría ―salvo tres romeros― suculentas, agaves y cactáceas. Todos se reproducen por esquejes, algunos son rizomas.

El esqueje es la manera más sencilla de reproducir una planta, se corta un gajo y se lo planta en su nuevo domicilio ―es recomendable dejarlo un par de días en un vaso con agua hasta que largue las primeras raicillas.

Pienso calamo currente: ideas, reflexiones y sugerencias que anoto, son esquejes en el envés de la fotocopia de Ukiyo-E; a su vez: ¿la literatura y el arte no sobreviven, reproducen, y evolucionan de manera semejante?

Con esta idea fuerza ensueño en los esquejes que nos llevan a Historia universal de la infamia, de Jorge Luis Borges; o los rizomas de la Odisea en algunos de sus poemas, o Evaristo Carriego, o Fundación Mítica de Buenos Aires.

Fogwill hizo su propia antología (del griego anthos: flor y lego: recoger, reunir, juntar) de esquejes de autores nacionales entre otros, en relatos como "La cola" ―esqueje paródico de "La señora muerta" de David Viñas― o su inigualable "Help a él" ―ídem de "El Aleph"―. Tendencia botánico-literaria que trabajó con maestría el jardinero Guillermo Cabrera Infante en Tres tristes tigres, en el capítulo "La muerte de León Trotsky referida por varios escritores cubanos, años después ―o antes". Donde el Nicolás Guillén de su ficción tiene su: "No sé por qué piensas tú, / soldado, que te odio yo" en el esqueje guasón del Mornard de Cabrera Infante: "No sé por qué piensas tú / León Trostky que te di yo. / Al hacha que tenía yo / diste con la nuca tú".

Empecé esta parécbasis hablando del agua, reproducción de plantas y el uso que le doy al envés de las fotocopias anilladas de Ukiyo-E. El haz de una hoja es la cara que recibe la luz, realiza la fotosíntesis y sintetiza materia inorgánica en orgánica ―comestible por animales u hombres―. Para ello utilizan, entre otras cosas, el anhídrido carbónico, y liberan oxígeno. El envés es la cara opuesta, la que no recibe la luz solar. Pero también envés es el revés de la trama de un tejido, términos de los cuales David Viñas usó y abusó.

Porque tratándose de esquejes hemos visto operaciones, algunas lideradas y otras promocionadas por profesores de literatura argentina y narradores lords of war que emanan de la academia. Así se han promovido esquejes y rizomas del gaucho Martín Fierro; desde ordenarlo alfabéticamente a escribir su vida sexual con Cruz y, también, la de su mujer, pero desde la "escritura de género y el genre busting; los tres devenidos más polisexuados que los dioses del Olimpo. Hasta ahora sólo se vienen salvando de alguna reescritura zoofílica el caballo, aquel que Martin Fierro evoca: "siempre el gaucho necesita / un pingo pa' fiarle un pucho"; y los perros del Viejo Vizcacha porque sabemos que: "Hasta que al fin se dormía / Mesturao entre los perros". No cualquiera puede andar por el mundo con licencia, ya que no para matar, para engordar Alephs.

En el Wen fu, prosopoema del arte de la escritura, Lu Ji reflexiona a propósito del arte de la escritura: "Cuando alguien, con un hacha en la mano, intenta cortar otro mango de hacha, lo que obtiene está cerca del propio modelo"; pasaje que, en la primera aproximación a su metáfora poética, equivale a decir que la literatura compone en base a la literatura; el lenguaje literario ―y artístico en general― se construye partiendo del lenguaje literario ―y artístico en general―. Es la primera de las múltiples interpretaciones de este pasaje, también la más sencilla, lo que se suele llamar, como principio metodológico, "La navaja de Ockham", que reza básicamente que: dado un interrogante, en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable.

Ciertamente, Borges, Fogwill y Cabrera Infante conocen el oficio de usar esquejes y rizomas, también navajas y hachas para sus injertos. De los otros, a la hora de botánico-literarias derivas deleuzo-guattarianas, algunos son más peligrosos que monos con navaja, o asesinos que el Mornard de Cabrera Infante.