Les Luthiers, Hemingway y Piglia. Segunda parte

En caso de que les haya interesado, la primera parte de Les Luthiers, Hemingway y Piglia, este es la segunda parte del análisis de El Gran Río de los dos Corazones.

 

 

Gran Rio de los dos corazones. II

 

La segunda parte del cuento empieza con un encabezamiento en letras cursivas, el breve chapter 17 del libro in our time. Esta parte del relato narra la jornada de pesca del día siguiente, el motivo del viaje de Nick a ese paraje, y empieza por la captura de langostas para usar de carnada, lo hace antes que el sol comience a calentar ya que así las encuentra aletargadas.

Las dos partes del texto, volviendo a la interpretación de Ricardo Piglia en “Tesis sobre el cuento” Piglia dice que el relato “…cifra hasta tal punto la historia 2 (los efectos de la guerra en Nick Adams), que el cuento parece una descripción trivial de una excursión de pesca…”, es lo que en la primera parte de esta nota llamé “efecto contrario a Voglio entrare per la finestra”, hacerle decir al texto lo que no figura o, peor, no se insinúa. Porque lo que la historia 2 cifra en “El gran río de los dos corazones”, es la construcción y tramado de la “teoría del iceberg” de Hemingway; veamos:

Coloca las presas en una botella, la tapa con una astilla de pino; luego prepara el desayuno: tres panqueques con puré de manzanas; come dos y guarda el tercero, junto con un par de sándwiches para el almuerzo. Bebe café con leche condensada, limpia el campamento y prepara los avíos de pesca y sale. Vadea el primer brazo del Gran Río de los dos Corazones, el de corriente más clara, e intenta sacar una langosta de la botella, esta escapa y salta a la corriente queda flotando y de repente “un rápido círculo rompe la quieta superficie del agua, una trucha la había atrapado”. A continuación captura otra, la atraviesa con el anzuelo desde el cuello hasta el abdomen: “apretó el anzuelo con las patas delanteras tratando de desengancharse”.

Tras un par de fracasos, incluida la pesca de una trucha pequeña, que devuelve a la corriente, Nick atrapa la primera presa, la guarda en la bolsa de harina atada con una cuerda que cuelga de su hombro y avanza por el río, arrastrando la bolsa con la trucha viva. Otros intentos fallidos hasta que logra la segunda trucha, la coloca en la bolsa junto con la otra y busca un tronco sobre la corriente, deja la bolsa en el agua con sus presas vivas y se sienta en la parte sombreada; come los sándwiches y el panqueque, mata y limpia las truchas, prende un cigarrillo y mira el curso del río donde ha estado pescando, la parte abierta y correntosa, una de las personalidades o "corazones" aludidos en el título. Observa cuidadosamente, el otro lado del río y la corriente cerrándose hacia la izquierda encubre un pantano sombreado de árboles, el otro "corazón". Entonces: “deseó haber traído algo para leer. Tenía ganas de leer. No tenía ganas de ir al pantano”. Nick siempre ha pescado en corrientes rápidas, cristalinas y de profundidad media, a la luz del sol y cerca de la ribera para poder retirar la pesca. Pero ahora surge el desafío del pantano, aguas profundas y oscuras le llegarán hasta las axilas, deberá moverse agazapado bajo las ramas, con riesgo de enredar la línea, “habrá truchas enormes”. Podrá atraparlas con el anzuelo, pero será difícil llevarlas a tierra, "En el pantano, pescar era una aventura trágica. Nick no quería hacerlo. Hoy, no quería ir más lejos corriente abajo”. El relato concluye con un premonitorio: "Faltaban muchos días antes de que se decidiera a ir a pescar al pantano".

Dos años después de la publicación de “El gran río de los dos corazones” en el libro In Our Time, en 1927, Hemingway publica otro libro de cuentos Men Without Women, el último relato se titula “Now I lay me” (“Ahora me acuesto” también traducido como “Mientras los demás duermen”); narra la historia del teniente Nick, en el frente italiano en la Primera Guerra Mundial, que padece insomnio; esa noche está con su asistente al que le cuenta que cuando termine la guerra quiere volver a Chicago y dedicase a escribir. En la duermevela, el teniente piensa en los ríos donde ha pescado y “algunas noches yo creaba los ríos y pienso que he pescado en ellos y se confunden con los que he pescado realmente, les doy nombre, y a veces tengo que tomar el tren o caminar muchos kilómetros para llegar a ellos”, es decir el viaje de Nick para llegar al gran río de los dos corazones, en la primera parte del cuento. Las analogías entre los dos relatos se repiten, así dice en “Now I lay me”: “hacía una pausa a mediodía para almorzar, a veces en un tronco sobre la corriente”; hay que sumar la descripción de una langosta sobre la corriente que es atrapada por una trucha y como ensarta una pequeña salamandra en el anzuelo que repite los movimiento de la langosta usada como carnada “apretó el anzuelo con las patas delanteras tratando de desengancharse”.

Lo que reamente aflora en el cuento “Gran río de los dos corazones”, lo que Piglia llama “historia 2”, es la clave de Hemingway para elaborar relatos basados en su “teoría del iceberg”; su técnica consiste en desplegar fragmentos de la misma historia, en distintos cuentos o novela a lo largo de años; por eso sus elipsis le salen perfectas.

Veintisiete años después de "Río de los dos corazones", Hemingway fue a la búsqueda de una pieza que no pudo sacar, pero no fue una trucha sino un marlín descomunal. Y no fue Nick sino el viejo Santiago en El viejo y el mar (1952), un pasaje elaborado de manera independiente y extraído de un largo manuscrito, que se editó y publicó de manera póstuma, Islas en el Golfo, la más polifónica y barroca de sus novelas, comparable en ambición con su ensayo Muerte en la tarde, donde explicita la "teoría del iceberg". Nada más anti teoría del iceberg que los relatos de su creador.

 





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