La primacía del papel

La primacía del papel impreso como archivo

10 de diciembre. A raíz del accidente de Maxi, recordé las fotos de la exposición de Wee Gee en aquella mítica exposición Murder is my Business, que vimos con Beatriz en Marzo del 2012 en el International Center of Photography de Nueva York. En ese santuario, sacar fotos de las fotos de los muertos, criminales y voyeurs de Wee Gee estaba vedado por el Angel de la espada flamígera. Tengo vívida las escenas retratadas: caras, multitudes, muertos -muchos- tragedias varias y las caras de los testigos -más inquietantes que las tragedias, los criminales o las víctimas- contentos de salir en la foto de la tragedia o el crimen, todo eso se puede rescatar en internet. Pero recuerdo que en la exposición había una reconstrucción del dormitorio de Wee Gee y eso no se puede rescatar por internet. Lo que lamento de aquel viaje es que, por una razón que ignoro, borré todos los achivos RAW y jpg de las fotos de Nueva York que saqué. No las tengo en mi máquina fotográfica, no las tengo en mi ordenador, no las tengo en los dos discos rígidos externos que uso para tener copias de respaldo, copias que hago cada fin de semana de manera alternada en cada disco con obsesión de archivista. He borrado todas mis fotos. Lamento una serie de dos músicos solitarios que encontré ensayando en el Central Park, un clarinetista y un saxofonista.

Sin embargo, todavía conservo un álbum con fotos, que saqué en Berlín en 1985: el muro, algunas desde un mirador que se había levantado ex profeso en el lado occidental, desde donde se puede apreciar claramente que el muro era doble con un explanada al medio para dificultar más el escape y facilitar la acción de los tiradores, otras de las lápidas de los que habían muerto en el intento; Checkpoint Charlie, Alexanderplatz, soldados alemanes de Alemania Oriental desfilando, con uniforme de tropas del ex Pacto de Varsovia, pero con paso de ganso y Kalashnikov al hombro, con el valor agregado del comentario de un conocido argentino que vivía en Berlín occidental y que ofició de Tiresias por el “lado de los malos”: “que te extraña, Danilo -me dijo- son prusianos y llevan cuarenta años de estalinismo”. Tengo las fotos de Berlín en papel de 1985, decía, las puedo digitalizar. Pero se me perdieron las de New York de 2012. Deberé acostumbrarme a seleccionar cada vez que saque fotos las que más me gusten y tener copia en papel.

Como ex librero y amante del papel impreso, la pérdida de mi registro visual de Nueva York de Marzo de 2012, refuerza mi idea de que nada logrará superar al papel y al libro como registro y archivo del arte y la memoria. Como lo planteó de manera tan irónica Milhôr Fernándes en un artículo que no recuerdo donde leí, pero rescaté por internet Um novo e revolucionário conceito de tecnologia de informação. Una delicia para quienes lo quieran leer.

Lo que se ha perdido definitivamente son mis fotos digitales.